Considera tus acciones
Hageo 1:7-11
Esto es lo que dice el Señor de los Ejércitos
Celestiales: «¡Miren
lo que les está pasando! Vayan ahora a los montes, traigan madera y
reconstruyan mi casa. Entonces me complaceré en ella y me sentiré honrado, dice el Señor.
Esperaban cosechas abundantes, pero fueron pobres; y cuando trajeron la cosecha
a su casa, yo la hice desaparecer con un soplo. ¿Por qué? Porque mi casa está en ruinas, dice el Señor de los Ejércitos
Celestiales, mientras ustedes se ocupan de construir sus elegantes casas. Es
por causa de ustedes que los cielos retienen el rocío y
la tierra no produce cosechas. Yo mandé la sequía sobre sus campos y colinas; una sequía que
destruirá el grano, el vino nuevo, el aceite de oliva y las demás
cosechas; una sequía que hará que ustedes y sus animales pasen hambre y arruinará todo aquello por lo que
tanto han trabajado».
Hemos meditado que ser neutral no nos lleva
a ninguna lado, pues nos mantiene inertes y sin
ninguna posibilidad de poder avanzar. Ante ello, debemos de renunciar a
esta falta de movilidad y tomar acciones que nos permitan acometer
hacia nuestras metas u objetivos
Hageo
en esta ocasión, no solo nos induce a una reflexión, sino también nos persuade a llevar a cabo
una acción. Recordemos que la casa de Dios estaba abandonada y en ruinas, mientras que el pueblo estaba enfocado en la construcción de sus casas lujosas y trabajos
bien remunerados.
El
profeta los exhorta a considerar sus caminos, los invita a que vayan al monte
para traer el material necesario y así
poder reconstruir la casa de Dios. El
versículo 8 dice algo muy importante que viene desde el mismo corazón de Dios: Entonces me complaceré y me sentiré honrado.
Lo que agrada
a Dios es lo que está completamente
vinculado con él, lo que demuestra una concordancia total con su divina voluntad y
aquello en lo que su nombre es exaltado. El Eterno es glorificado en el creyente cuando
éste muestra
una obediencia incondicional a él y cuando está dispuesto a cumplir con Su
voluntad. La palabra clave de todo el discurso es y seguirá siendo: obedecer.
Lo
anterior nos lleva a un pasaje paralelo
que escribió el apóstol Juan: Hijitos míos, no hablemos de palabra ni de lengua, sino de hecho
y en verdad1. El día de hoy debemos de revisar nuestras acciones. ¿Estás obedeciendo
la voluntad de Dios? Cuando Él habla, se le debe obedecer. Por ejemplo: cuando lees tu Biblia y Él te habla, ¿le obedeces inmediatamente?
En el capítulo 28 de Deuteronomio se nos
narra las bendiciones que el Eterno ofrece a su pueblo cuando éste le obedece.
El no hacerlo, solo nos lleva a ser privados de esta bendición. Así como tu
obediencia es recompensada, tu desobediencia traerá maldición, ¿será que hoy no vemos la bendición de Dios
porque no obedecemos completamente su voluntad?
Hoy podemos
tomar la decisión de empezar a hacer la voluntad de Dios en todo. Hacer que nuestras
acciones den evidencia de que es importante Él para y en nuestras vidas. No debes de quedarte en neutral, avanza
con ímpetu y logra
que en cada acto el Señor sea
glorificado.
CONCLUSIONES
• Una vez
que hemos escuchado la Palabra de Dios, debemos obedecerle, eso complace y
honra a Dios.
• Meditemos nuestros caminos y nuestras acciones.
Si tus actos están dentro de la
voluntad de Dios, entonces iras por buen camino.
• Piensa en lo correcto, haz lo correcto y resultará lo correcto.
REFLEXION
1. Examina en qué áreas de tu vida existe tu desobediencia en base a la Palabra de Dios ¿estas
experimentando resultados de esa desobediencia?
2. El mundo
necesita desesperadamente el verdadero amor y ejemplo cristiano, mostrémoslo con
hechos, ¿tu vida habla
a través de tus
acciones?
3. Te invito a
considerar tus caminos y decidas lo mejor: la obediencia a Dios, ¿será este tu desafío a llevar a
cabo a partir de hoy?
11Juan 3:18
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Pastor Oscar Hernández
Correo: oscarhp07@hotmail.com
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