Ser alguien compasivo
Lucas 6:36
Por lo
tanto, sean compasivos, como también su Padre es compasivo.
El diccionario
define el ser compasivo a la persona que siente compasión ante las
desgracias ajenas o que fácilmente se compadece de los demás. En la vida muchas veces nos sentimos deprimidos, y otras veces
no sabemos cómo actuar, o qué hacer. Hay momentos en que hasta nos sentimos
indignados ante tanta ambición, codicia, corrupción y falta de amor. Son muchas
las personas que no tienen ninguna consideración por los demás y que sólo
piensan en sí mismas.
La compasión es una
característica de Dios y como sus hijos nosotros debemos mostrar tal
característica también. La fuente de la compasión es el amor, así como
todas las características del carácter de Cristo que se basan en el amor. Es
solo a través de la llenura del Espíritu Santo en nuestras vidas y de la
palabra de Dios que nos hacemos sensibles a las necesidades de nuestros
prójimos alrededor. Una persona que tiene el corazón endurecido ya sea
por experiencias pasadas, por su crianza, o porque no ha tenido un encuentro
con Dios, se le hará sumamente difícil ser compasivo para con los demás.
La
Biblia en varios textos nos dice que Dios es compasivo y misericordioso: Aunque cambien de lugar las
montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni
vacilará mi *pacto de *paz, —dice el Señor, que de ti se compadece1. La Palabra de Él nos
recuerda y nos desafía a la vez, a que nuestras acciones deben estar guiadas
únicamente por su ejemplo de humildad que a través de la historia nos ha dado.
Uno de los versículos que más me impacta a cerca de este tema en
la Biblia es el que encontramos en Mateo 9:36
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Jesús nos enseña
que hay que salir de la esfera propia para poder ver la necesidad de los demás.
Que debemos de estar dispuestos a hacer algo en bien de otros basados en el
amor incondicional. Que no se trata solo de una buena intención, sino de una
acción que revele lo que somos a través de su amor.
La compasión del
señor Jesús por la humanidad fue más allá de un simple sentimiento. Su amor lo
llevó a cumplir la ley y morir en la cruz en nuestro lugar. Su compasión trajo
a los hombres la verdadera paz, la oportunidad del perdón y la dicha de la vida
eterna.
Como
conocedores de la Palabra y de su amor, tenemos que ser los agentes de esa
compasión que siga trayendo bendición a la humanidad. A pesar de la maldad, de
las guerras, envidias, pleitos, odios, etc., la compasión será ese aceite
renovador y a la vez restaurador que hará que una vez más el mundo entero siga
teniendo la oportunidad de arrepentirse y experimentar el amor de Dios en sus
vidas.
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El dueño de una tienda
estuvo clavando un anuncio al frente de su lugar de comercio que dijo “Se Vende
Perritos” cuando de repente un niño apareció y le preguntó, “¿Cuánto cuesta
comprar uno de estos perritos?”
El dueño contestó,
“Dependiendo al perro, cuesta de $300 a $500 pesos cada uno.”
El niño puso su manito en su bolsillo y
sacó algunas moneditas y dijo, “Solo tengo veinte siete pesos con cincuenta
centavos. ¿Me dejarás por lo menos ver y tocar con uno de los perritos?”
El dueño rió y dijo,
“Por supuesto”, abrió la jaula y sacó uno de los perritos más hermosos. El niño
observó que uno de los perritos estaba escondiéndose en el rincón de la jaula y
que andaba como que si era cojo. El niño preguntó, “Y qué anda mal con
este perrito, Señor?”
El dueño explicó que
tenía algo mal con su cadera y que siempre será cojo.
El niño empezó a animarse bastante y dijo,
“Ese es el perrito que deseo comprar.”
El dueño dijo, “No, hijo mío, tu no quieres
comprar ese perrito. Si lo quieres, simplemente te lo regalo.”
El niño apunto su dedo
al dueño y dijo, “No señor. No quiero que me regalas este perrito.
Ese perrito tiene el mismito valor que cualquiera de los otros perritos.
Y yo estoy dispuesto a pagar el precio completo. Si está bien contigo, te
entregaré todo lo que tengo, los veintisiete pesos con cincuenta centavos y te
prometo pagar cincuenta centavos cada mes hasta pagar por el perrito por
completo.”
El dueño siguió
insistiendo que no debería de comparar ese perrito. “Es que no entiendes,
niño. Este perrito nunca jamás podrá brincar y correr contigo como los
demás perritos deben.”
Para su gran
sorpresa el niño levanto uno de sus pantalones y le mostró el soporte de metal
que reforzaba su pierna destrozada por el polio. “Pues yo tampoco brinco
y corro bien”, dijo el niño con voz muy suave, “y este perrito necesitará a
alguien que le entiende bien”
REFLEXION
1. Ser compasivo es tener compasión ante las necesidades
ajenas de los demás, ¿cómo sueles mostrar tu compasión
hacia tu prójimo?
2. Son muchas las personas que no tienen ninguna consideración por
los demás y que sólo piensan en sí mismas, ¿te identificas como una
persona egocéntrica?
3. La compasión del
señor Jesús por la humanidad fue más allá de un simple sentimiento, ¿agradeces al Eterno
mostrada en ti a través del Señor Jesús?
4. Jesús nos enseña
que hay que salir de la esfera propia para poder ver la necesidad de los demás,
¿tomas el desafío de
seguir el ejemplo de Jesucristo para tener compasión por los demás?
1Isaías 54:10
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pastor Oscar
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