Respeto para que me respeten
Juan 8:7
Y, como ellos lo acosaban a
preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: ―Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera
piedra
Muchas personas suelen desarrollar el mal
hábito de juzgar, criticar o burlarse de sus semejantes. Pareciera ser que es
un motivo de alegría el mofarse de los errores, faltas, defectos o pecados de
los demás. El pasaje que nos muestra el capítulo 8 del evangelio de Juan es
conocido por la historia de una mujer que había sido sorprendida en el hecho
del adulterio. Por tal motivo, según las leyes de los judíos, dicha mujer tenía
que ser apedreada en público para castigar su maldad. Al parecer, todos los
líderes religiosos y gente del pueblo estaban a punto de castigar a alguien por
causa de su pecado, sin darse cuenta que ellos estaban en la misma condición,
la diferencia radicaba en que ella había pecado de manera diferente.
Todos
allí tenían pecados tan grandes o mayores que aquella mujer que terminaría su
vida de una manera inhumana –apedreada-y nadie se miraba a sí, sino a ella;
pero Jesucristo la respetó, la comprendió y la perdonó, y al resto no le quedó
otra que retirarse.
Jesús, no estaba justificando la falta de la
mujer adúltera, solo estaba brindando una oportunidad de arrepentimiento en
ella y a la vez, hacerles ver a sus acusadores que ella a pesar de su pecado
merecía tener la posibilidad de ser restaurada en su vida así como ellos
también. Nadie ganaba nada siendo acusado o ser el acusador estando en la misma
condición de pecado. Todos merecemos respeto a pesar de las circunstancias en
las que vivamos, y que las burlas, criticas y juicios salen sobrando cuando
nadie tiene la moral, ni la perfección para hacerlo.
Se
dice que en una ocasión, José Martí fue invitado a cenar por un cubano dueño de
un restaurante en Nueva York para que hablase acerca de los planes de
liberación de Cuba.
Se
puso una elegante bajilla que incluía hasta enjuagatorios con agua y una
sección de limón para que cuando los comensales se embarraran las puntas de los
dedos de grasa, se desgrasaran frotándolos en el líquido. Pero un invitado que
no sabía lo que era un enjuagatorio, al final de la cena, tomó el recipiente y
se lo bebió creyéndolo una limonada. Los más próximos a él se ocultaron unos
tras otros y zorramente se burlaron.
Martí,
que lo había observado todo, con un gesto frío y decidido, tomó su enjuagatorio
y se bebió el agua con limón en solidaridad con el humilde caballero desconocedor
de la existencia de un enjuagatorio. De inmediato se produjo un silencio
sepulcral en la mesa. Hasta que uno de los que estaba a su lado, preocupado le
preguntó: -¿Por qué te bebes eso, si tú sabes que es un enjuagatorio? –y él con
otra pregunta le respondió: -¿Por qué reírnos de alguien cuya desgracia
consiste en no saber lo que es un enjuagatorio?.
Una
vez más podemos ver que cuando respetamos a otros, especialmente si éstos son
personas humildes, nos hacemos respetar, y que Dios tiene, al mismo tiempo,
alguien listo para abochornar al inconsciente.
Dice el refrán: respeta para que te respeten; pero
cuando lo hagas, no lo hagas sólo mirando a los de arriba, porque eso es lo que
hacen los hipócritas, mira también a los de abajo.
CONCLUSIONES
La bondad es el principio del tacto, y el respeto
por los otros es la primera condición para saber vivir
El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro
derecho, incluidos los de la libertad
Siempre es más valioso tener el respeto que la
admiración de las personas.
El respeto mutuo implica la discreción y la reserva
hasta en la ternura, y el cuidado de salvaguardar la mayor parte posible de
libertad de aquellos con quienes se convive.
REFLEXION
1.
Respeto
para que me respeten, ¿te consideran las
personas que te conocen como alguien que
brinda respeto en tu forma de hablar y de actuar?
2.
Muchas
personas suelen desarrollar el mal hábito de juzgar, criticar o burlarse de sus
semejantes, ¿te consideras parte de este grupo de individuos?
3.
Nadie
gana nada siendo acusado o ser el acusador estando en la misma condición de
pecado, ¿pensarás más en tu viga que en la paja de tu prójimo?
4.
Jesús mostró
respeto por la mujer adúltera aún en su condición de pecado, ¿tomas el desafío de desarrollar el valor del respeto en tu vida
diaria? ¿estarás consciente de que el señor no nos envía a ser jueces sino
modelos a seguir para que las personas lo conozcan a él a través de ti?
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