EL MAL GENIO



       Proverbios 26:21
        ¿En qué se parecen la leña y el peleador? En que la leña aviva el fuego, y el peleador aviva el pleito
       El diccionario define a genio como el carácter de una persona, en especial en relación con su forma de reaccionar. Por lo tanto, mal genio la defino como la reacción equívoca o incorrecta que tiene una persona ante determina situación. Es la típica persona que se identifica como mal humurada, irritable, cascarrabias, intolerante, rencillosa, etc.
        El mal genio puede llegar a ser un poderoso gigante que esté dentro de ti y que te puede llevar a sufrir graves estragos debido a que es muy complicado poder controlarlo, y más cuando no tenemos quien regule, aconseje y nos brinde una perspectiva a través de la Palabra para poder vencerlo.
           El mal genio o mal carácter es un constante riesgo a la propensión a explotar ante la más mínima provocación. ¿Conoces a personas que, como afirma el popular dicho, se enojan hasta porque ven volar a una mosca? Este tipo de individuos que no toleran que les señales algo o intentes corregirlos en alguna área, pues inmediatamente se sienten aludidos y ofendidos. Se molestan por todo: por el alto costo de la vida, por lo aburrido de su trabajo, por lo insoportable del clima, por lo abusivas que son las personas, por lo malo que es el gobierno, por el equipo de fútbol que pierde un partido, porque no les sirves de inmediato la comida, por las largas filas que tienen que hacerse para ser atendidos en el banco o en el hospital, y tantas cosas más. Personas así, siempre tendrán alguna palabra hiriente en la punta de la lengua y predispuestos a hacer guerra en contra de quien les contradiga o los llegue a irritar. Proverbios 26:21 en la versión 60, dice: El carbón para brasas, y la leña para el fuego; Y el hombre rencilloso para encender contienda.
          Muy interesante lo que dice este proverbio. Compara al hombre rencilloso o del mal genio con el carbón y la leña. Así como el carbón y la leña sirven para encender fuego, el hombre rencilloso enciende pleitos en dondequiera que se encuentra.
        Cuando alguien nos hace notar que tenemos mal genio, casi instintivamente buscamos una excusa para justificar nuestro mal genio. Algunos dirán mientras se levantan de hombros: Es que soy así, así he nacido y así he de morir. Otros dirán, es que he tenido una vida dura, con muchos problemas, por eso soy así y no puedo cambiar. No faltarán los que digan: Tengo derecho a estar de mal genio, porque así todos me tendrán temor y me respetarán. Si pensamos que algunas de estas excusas son válidas para manifestar mal genio, significa que estamos dominados por el gigante del mal genio.
¿Qué hacer para conquistar a este gigante?
En primer lugar, reconocer que Dios no nos ha puesto en este mundo para que andemos de mal genio. En Juan 10:10 el Señor Jesús dijo que Él ha venido al mundo para que los que le seguimos vivamos en abundancia. El mal genio o el mal carácter o el ser rencilloso, como quiera que se le llame, dista mucho de la vida abundante que el Señor quiere que tengamos. En realidad un creyente con mal genio es una afrenta para aquel que vino a darnos vida en abundancia. Si padeces de mal genio, no eches mano de ninguna excusa para justificarte. En humildad reconoce que a causa de tu mal genio no estás viviendo como Dios quiere que vivas y además estás haciendo miserable la vida de los que están a tu alrededor.
En segundo lugar, debes reconocer que el mal genio no se cambia de la noche a la mañana. No es cuestión de revestirse de fuerza de voluntad y hacer la firme promesa de que a partir de determinado momento en adelante vas a dejar de ser insoportable. Es posible que tengas que entrar en un proceso de mejora en el que la oración, tu tiempo con Dios a diario y la ayuda del Espíritu Santo sean tus ayudas para mejorar tu temperamento. Por tanto, si quieres dejar de ser mal genio, debes comenzar a invertir más tiempo en la lectura, el estudio y la meditación de la palabra de Dios, acompañándolo en oración.

       CONCLUSIONES

Gálatas 5:22-23 dice: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Imagínate a una persona que manifiesta amor en lugar de indiferencia, gozo en lugar de tristeza, paz en lugar de ansiedad, paciencia en lugar de explotar ante la más mínima situación adversa, benignidad en lugar de una disposición a la maldad, bondad en lugar de aspereza, fe o confianza en lugar de incertidumbre o desconfianza, mansedumbre en lugar de agresividad, templanza en lugar de ir a cualquier extremo. Huauuu!!! Asombrarías a todos los que te conocen con estas cualidades!!!

Dominar al gigante del mal genio no es asunto fácil, demanda gran esfuerzo de parte del creyente y eso da resultado única y exclusivamente cuando el Espíritu Santo otorga el poder para hacerlo. No será fácil, pero tampoco imposible con la ayuda del Señor.

        REFLEXION
  1. Tener un genio de los mil demonios es ir en contra de la vida abundante que Jesús ofrece a los que creemos en Él, ¿vives a plenitud la vida abundante que Jesucristo te brinda? ¿tienes problema con el mal genio?
  2. El mal genio o mal carácter es un constante riesgo a la propensión a explotar ante la más mínima provocación, ¿has tenido problemas con tus semejantes a causa de este gigante que te hace explotar ante alguna irritación?
  3. Cuando alguien nos hace notar que tenemos mal genio, casi instintivamente buscamos una excusa para justificar nuestro mal genio, ¿sueles justificar tu mal temperamento cuando alguien te ha hecho alguna observación al respecto?
  4. Hay solución para vencer al gigante del mal genio, ¿tomarás las armas de la Palabra, la Oración y del Espíritu Santo para vencerlo?
            ____________________________________________________________
            Pastor Oscar
            Invitaciones a conferencias y talleres sobre estos temas y de liderazgo, llamar al 017351525825 ó escribe al correo:oscarhp07@hotmail.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las consecuencias de vivir en la carne

Somos deseables para Dios

Vestíos de amor