LA SERENIDAD
Eclesiastés
10:4
Si la ira del gobernante se levanta contra ti, no abandones tu
puesto, porque la serenidad
suaviza grandes ofensas.
Este
término de sereno, puede emplearse como adjetivo para calificar a quien se
encuentra tranquilo, relajado o reposado.
Aplicado
al ser humano, el concepto de serenidad suele
asociarse a la capacidad de una persona para actuar de manera racional y
templada en todo momento. El sujeto que es sereno, de este modo, no se deja
llevar por los impulsos ni por las emociones.
Te comparto una ilustración
titulada: la lechuza y la tórtola.
La lechuza y la tórtola se habían
hecho amigas inseparables. Les gustaba mucho estar la una cerca de la otra y
compartir sus opiniones. Habían llegado a unirlas lazos de la más profunda
amistad.
Cierto día, la tórtola tuvo ocasión
de ver como su compañera hacía preparativos para marcharse.
-
Pero ¿es qué te vas, mi buna amiga?
–le preguntó.
-
Sí, amiga tórtola –repuso la
lechuza muy abatida, y te aseguro que todo lo lejos que pueda de aquí.
-
Pero, ¿por qué –preguntó con
extrañeza la tórtola. Tras quedarse unos instantes tristemente pensativa,
contestó la lechuza:
-
Porque a la gente de este lugar no
le gusta mi graznido; se ríen, se burlan, me insultan y me humillan,
La
tórtola la escuchó con mucha atención e hizo una pausa silenciosa antes de
hablar
-
Mira, mi querida amiga, sería buena
idea que te fueras si pudiera cambiar tu graznido, pero entonces ya no
necesitarías alejarte de este lugar. Si, por el contrario, no te es posible
cambiar el graznido, ¿qué objeto tiene que te mudes? Allí donde vayas también
encontrarás gente que no guste de tu graznido y se meterán contigo y te ridiculizarán.
¿qué harás entonces? ¿volver a mudarte? Es mejor que permanezcas aquí y que no
pierdas tu serenidad y equilibrio porque haya a quien no le guste tu graznido
Yo recuerdo, y estoy seguro de quiénes leyeron en sus vidas la
revista del Kalimán, que él le aconsejaba a su inseparable Solín, lo siguiente:
serenidad y paciencia, mucha paciencia mi querido Solín.
Si fuéramos capaces de aceptar esta recomendación de Kaliman,
créame que nos ahorraríamos muchos desaguisados y precipitaciones que llegamos
a hacer por causa de no saber dominarnos y generar paciencia en nuestras vidas.
Lo contrario a la serenidad, es la desesperación. Cuando la desesperación hace
su aparición, le aseguro que nos invitará a hacer locuras.
CONCLUSIONES
Te
comparto ciertas pautas y acciones que
se pueden desarrollar en pro de lograr dicha serenidad:
Lo primero será intentar
descubrir qué es lo que está provocando que se haya perdido la serenidad y que
se tengan sentimientos de ansiedad, frustración o tristeza.
De la misma manera, es
fundamental comenzar a relativizar las cosas y a darle importancia únicamente a
lo que la tiene, no crisparse por cualquier nimiedad.
Es aconsejable proceder a
realizar actividades que no sólo “despejen” y sirvan para alejarse de la rutina
diaria sino también para encontrar esa relajación y la paz interior necesaria.
En muchas ocasiones, las
personas que se ven aquejadas por una total y absoluta falta de serenidad es porque
son muy exigentes, tanto con los demás como consigo mismas.
Disfrutar
de los pequeños placeres de la vida es otra medida realmente importante al
respecto.
REFLEXION
1. La serenidad suaviza a muchas ofensas, ¿sueles reaccionar de manera favorable ante las iras de
los demás?
2. La
persona que es serena, no se deja llevar
por los impulsos ni por las emociones, ¿sueles identificarte como una
persona pacífica y serena?
3. Serenidad
y mucha paciencia es la recomendación del buen Kaliman, ¿será
este tu desafío para ejercitarlo día con día?
4. Lo
contrario a la serenidad es la desesperación que puede conducirnos a hacer
locuras, ¿cómo manejarás esta alteración el día en que se quiera
manifestar en tu vida?
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Pastor Oscar
Correo: oscarhp07@hotmail.com
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