Ni frío, ni caliente
Apocalipsis 3:16
Así,
puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
La tibieza espiritual es algo reprobable delante de
nuestro Dios. La tibieza es algo parecido a que “no somos de aquí, ni de allá”.
Es también el sinónimo del cristiano a medias: medio comprometido, medio
asistente, medio diezmador, medio servidor. Oh, el que trata de tener un pie en
el mundo y otro en el cristianismo.
La tibieza es la evidencia
de una vida espiritual muy descuidada. Da evidencia de una falta de compromiso
y seriedad ante los deberes que deben de ejercerse dentro y fuera de la
Iglesia. Debemos de tener en claro que el cristiano no debe de ser ni tibio, ni
mediocre.
Definiendo a una persona tibia, podemos decir que es
la que se interesa más por la carne y no el Espíritu (Romanos 8:5). Tales
personas conocen a Dios pero no lo involucran en sus vidas; hacen todo con sus
propias fuerzas. Los tibios sufren porque saben lo que tienen que hacer pero no
lo hacen pues tienen su propia agenda. La prioridad de esas personas no es Dios
sino su propio ego; creen que pueden servir a Dios sin tener que rendir algunas
áreas de sus vidas.
Dios prefiere que seamos fríos a que seamos tibios;
aborrece la tibieza a tal grado que hasta le causa náuseas. Ante esto, todos
los cristianos tenemos que aborrecer el estado tibio. Se debe de romper con
este estado si es que uno se encuentra en él y buscar una entera consagración a
Dios y a su Palabra que nos lleve al nivel de ser un cristiano ferviente en el
espíritu.
Para el que
es tibio, la vida espiritual es como una montaña escarpada y alta a la que hay
que subir usando una escalera muy incómoda. La tibieza es la enfermedad más
peligrosa de la vida espiritual. Esta enfermedad se suele dar en personas que
buscaron anteriormente a Dios con sinceridad, pero que por haber caído en la
rutina, por la falta de fortaleza, perseverancia, poco a poco perdieron el
fuego de su primer amor
La tibieza acarrea contradicción y confusión a la gente que nos rodea. Si
Dios no tolera la tibieza en su pueblo, tú y yo debemos de evitarla en nuestras
vidas espirituales.
La tibieza empieza con una cierta
relajación. No se deja la oración de golpe, sino que al principio se acorta el
tiempo dedicado a ella; luego, la atención al hacerla, la preparación, la
pureza de intención, etc. No hace falta que pase mucho tiempo para que uno
piense: ¿qué sentido tiene orar si no
saco nada de la oración?.
La tibieza se convierte así en un
proceso en donde la conciencia se va apagando poco a poco hasta llegar al punto
donde ya no reclama, donde todo lo justifica, donde ya sólo se ve la propia
conveniencia. La tibieza se caracteriza por la aridez del espíritu ante las
cosas de Dios.
La primera etapa de la tibieza
es el desaliento. Por no hacer las cosas como se debía, la voluntad se
debilita, pierde su fuego el amor y se cae en la indiferencia. Esa indiferencia
lleva irremediablemente al desaliento. Y el desaliento poco después a la
tibieza.
La
segunda etapa es la Relajación de espíritu. El espíritu se relaja y todo le da
igual. Antes le ilusionaban muchas cosas, ahora ya no. El tibio se fija más en
los modelos mundanos, en las ideas novedosas que invitan a tomar actitudes y
comportamientos que no sean muy exigentes y que además, suelen estar alejados
del ideal cristiano.
La tercera etapa es el paso es el
conformismo. Este se produce cuando se aceptan valores, actitudes y
comportamientos del mundo. Este conformismo puede ser tanto de las costumbres
como de las ideas.
Y por
último, la cuarta etapa es la huida
del sacrificio. La persona que cae en la tibieza huye de todo aquello que pueda
suponer esfuerzo o sacrificio. Busca éxitos rápidos que además no exijan mucho
trabajo. Da miedo el mero hecho de pensar que tiene que mortificarse
CONCLUSIONES
Ser frío o caliente significa que debemos de tener una identidad
bien definida: somos de Cristo o le pertenecemos al diablo; pero nunca
nos atrevamos a conjugar ambas cosas o seres vomitados de la boca de Dios.
La Iglesia demanda en sus miembros constancia, fidelidad, esmero,
pasión, entrega, entusiasmo, lealtad, obediencia y cosas semejantes que dan
identidad a alguien que es « ferviente en el servicio a Dios »
Ser tibio como miembro del
Cuerpo de Cristo, es simple y sencillamente engañarse a sí mismo.
REFLEXION
1. La tibieza es característica de la gente que no está
bien definida, ¿batallas en ser un miembro caliente y
ferviente en el espíritu?
2. La Iglesia no debe de ser un prototipo de un zoológico
sino con gente de Reino, ¿sientes que la
tibieza en tu vida espiritual te identifica con algún personaje del mismo?
3. Ser fervientes en el espíritu nos da la pauta a tener
otro nivel de vida espiritual, ¿cómo es
evaluado tu nivel? ¿Estás en el nivel indicado? ¿Necesitas superar el nivel en
el que te encuentras?
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Pastor Oscar
Correo: oscarhp07@hotmail.com
Invitaciones a conferencias/seminarios
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