Un vaso vacío
Proverbios 22:6
Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea
viejo no se apartará de él.
Recientemente escuché un pensamiento que
dice: la vida de un niño es como un vaso vacío. Y esto es verdad, un
niño nace sin estar lleno de nada. Viene a este mundo sin malicia, sin
religión, sin nacionalidad, sin desencantos, etc. Ante esta premisa, es obvio
que son los padres los encargados de llenarlo con cosas buenas o malas,
positivas o negativas, edificantes o destructivas, formativas o degenerativas.
La pregunta de los 64 mil es: ¿de qué están
siendo llenadas las vidas de tus hijos? Si no somos responsables como padres de
llenar esas hermosas vidas con valores y principios, entonces otros estarán
tomando nuestro lugar para tratar de llenarlos con cosas de este mundo a través
del internet, celular, video juegos, televisión, revistas, etc.
Son los padres quienes enseñan
muchos de los elementos que conforman la la vida de los niños, los cuales están
presentes en el lenguaje, la forma de organizar su existencia cotidiana, los
modos de relacionarnos, los ritos con los que celebramos la vida y asumimos la
muerte, las formas de trabajar y de producir, incluso las maneras de entender
el mundo. Lo que consideramos bello, lo que nos parece útil, lo que creemos
valioso. Las familias transmiten, conservan y transforman esta he- rencia.
De todas estas enseñanzas, quizá
la más importante que ofrecemos a nuestros hijos es el respeto y amor hacia
Dios. La Biblia declara que el principio de la sabiduría es el temor hacia
Dios. Si anhelamos hijos sabios, bien portados y viviendo a través de
principios, entonces debemos de esmerarnos en conducirlos a que sepan honrar a
Dios y a su Palabra.
A diferencia de la escuela, los
libros o los medios de difusión, que también tienen la función de educar, lo
que se adquiere en familia tiene la característica de estar marcado por el
afecto.
El niño está pendiente de
cualquier expresión de amor o rechazo de sus padres. Por eso lo que se aprende
en la primera infancia deja una huella profunda. En algunos casos funda
principios que nos serán útiles toda la vida, en otros siembra prejuicios o
actitudes difíciles de superar.
Ghandi un día dijo: eduquemos y
formemos al niño, para que cuando sea grande no tengamos que castigarlo. Él
daba a entender de que seamos capaces de llenar ese vaso vacío solo con cosas
buenas y agradables. Son la manos y sabiduría de los padres los que pueden lograr
este hecho.
La educación más efectiva es la que se da
con el ejemplo. Los niños aprenden más de lo que hacemos que de lo que
decimos. Los educa observar cómo se tratan su papá y su mamá, qué tareas comparten y
cuáles no, cómo se relacionan con sus propios padres y hermanos, con sus
vecinos, con sus compañeros de trabajo. La forma en que muestran su afecto,
expresan sus emociones, defienden sus derechos y asumen sus compromisos.
Educar a nuestros hijos nos compromete de
manera integral. Si queremos ser buenos educadores, tenemos que aceptar la
invitación que nos hacen nuestros hijos a ser coherentes con los valores que
predicamos, a buscar la congruencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y
hacemos.
CONCLUSIONES
Siempre hay un momento en la infancia
cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro.
No siempre podemos construir el
futuro de nuestra niñez, pero podemos construir a nuestros niños para el
futuro.
No puedo pensar en ninguna
necesidad de la infancia tan fuerte como la necesidad de protección de un
padre.
La mejor forma de
hacer buenos a los niños es hacerlos felices, pues la infancia es las más bella
de las épocas de la vida.
REFLEXION
1. La
vida de un niño es como un vaso vacío, ¿de
que has llenado la vida de tus hijos?
2. Como
padres somos responsables de llenar las vidas de nuestros hijos con valores y
principios, ¿estás cumpliendo con esta responsabilidad?
3. Instruye
al niño en el camino, para que cuando sea grande no tengas que castigarlo, ¿qué
camino le estás mostrando a tus hijos en el que pueden caminar?
4. La
educación y formación más efectiva es la que se da a través del ejemplo, ¿tu
ejemplo es digno de imitar?
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Pastor Oscar
Correo: oscarhp07@hotmail.com
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