La rebeldía y la arrogancia

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1 Samuel 15:23
La rebeldía es tan grave como la adivinación, y la arrogancia, como el pecado de la idolatría. Y como tú has rechazado la palabra del Señor, él te ha rechazado como rey.

A veces es increíble que en el medio espiritual se satanice y condene a la gente que está inmersa en el medio de la adivinación o idolatría al considerar que uno está libre de  estas abominaciones ante Dios. Algunos piensan que están exentos de todo esto al haber destruido sus altares e imágenes que un día adoraron, o porque escombraron para apartar y  tirar todo aquello que tenía que ver con el ocultismo. Pero este pasaje nos pone en alerta, pues el profeta Samuel inspirado por el Espíritu Santo hace una semejanza que nos deja fríos y anonadados: la rebeldía es tan grave como la adivinación; y la arrogancia (orgullo), como el pecado de la idolatría. Esto nos hace analizar que aunque no tenga ídolos para idolatrar, o que no esté en los terrenos del ocultismo y adivinación; pero si muestro con mi actitud rebeldía ante mis padres, líderes, pastores, jefes, etc., ó que si estoy hinchado por los efectos de la arrogancia sintiéndome el uyuyuy de la empresa, institución, iglesia; o si siento que soy  la única coca cola en el desierto, estoy en  graves problemas.
Cosas semejantes son aquellas que tienen la misma forma, aunque diferente tamaño. No podemos decir que la adivinación y la idolatría tengan mayor peso de pecado que la arrogancia y rebeldía. Ante ello, todos debemos de tener cuidado, pues Dios deshecha de la misma forma al idolatra que al arrogante; o al adivino que al rebelde.
La Biblia declara: No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero1, ante ello, no debemos permitir la rebeldía en medio de nuestros hogares e iglesias, porque sería lo mismo que si practicáramos la adivinación.
En el Antiguo Testamento Dios castigaba con lepra a las personas que se rebelaban en contra de sus líderes, profetas o sacerdotes. Mucha gente está enferma espiritualmente y se está secando gracias a su rebeldía2.
La manera de romper con esta situación, es cerrando las puertas a toda rebeldía en tu vida. Un arrepentimiento genuino te ayudará a no volver a caer en este pecado.
También la Palabra condena a la idolatría: No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa alguna que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen3, ante esto, no debemos ser arrogantes, pues también sería lo mismo que ser idólatras.

   CONCLUSIONES
La arrogancia es lo que puede hacer que alguien pierda el piso, y su ignorancia solo lo confirma.

El arrogante suele declarar : antes era vanidoso, ahora me he curado y soy perfecto.

La arrogancia nunca baja de donde sube ; pero siempre cae de donde subió.

La soberbia no es grandeza sino hinchazón ; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano.

                  REFLEXION
1.     Altivo, arrogante y escarnecedor son los nombres del que obra con orgullo insolente, ¿cómo está tu condición delante de Dios? ¿batallas con la arrogancia?
2.     Hemos oído del orgullo de Moab, un gran orgullo, de su arrogancia, de su altivez y de su furor; son falsas sus vanas jactancias5, ¿consideras que estás batallando con vanas jactancias en tu vida?
3.     La rebeldía y la vanagloria fueron el fracaso para Saúl, perdió su trono y fue rechazado por Dios, ¿sientes que tu comunión con Dios y tu servicio en tu Iglesia está siendo afectado por estos dos monstruos?

1Deuteronomio 18 :10
2Números 14 :2

3Exodo 20 :2-3

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