Viendo hacia arriba desde abajo

Salmo 40:1-3
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
       
En casa tuvimos un pozo para agua de aproximadamente 18 metros de profundidad. Periódicamente mi mamá mandaba a desensolvarlo para que los veneros estuvieran limpios y generaran mucha agua. Llegué a observar al varón que se metía a sacar la tierra hasta el fondo del pozo, y recuerdo que al estar en este punto, él no tenía otra opción de mirar hacia otra dirección más que hacia arriba. Allí estaba el hueco por donde llegaba la luz y me imagino que eso era lo único que podía observar desde el fondo. En este Salmo, el rey David hace una comparación de lo que sucedía con su vida en estos momentos en donde sentía desesperación, miedo, angustia y opresión a causa de los enemigos que le rodeaban y en donde él se veía en la profundidad de un pozo.  Un verso dice: porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla1.
Piensa acerca de esto: noventa y cinco por ciento de los adultos encuestados fácilmente admitieron haber tenido momentos ocasionales de depresión. El otro cinco por ciento estaba muy deprimido para responder. Esta estadística es un tanto jocosa, ¿te deprime o te anima?
Desánimo, depresión, pérdida personal, angustia, una sensación de desesperanza, son las experiencias más generalizadas entre la gente. David nos enseña que dentro del pozo se pueden experimentar todas estas cosas; pero lo rescatable es de que el rey aprendió que la pregunta no es: ¿me encontraré de vez en cuando en el pozo?, sino más bien: ¿qué haré una vez que me encuentre allí?
David encontró una forma de salir del pozo de la desesperación. Aprendió a resistir la tentación de quejarse, amargarse, rendirse o enojarse. David clamó a Dios y esperó pacientemente por su respuesta y cuando esta llegó, le dio el mérito al Todopoderoso.
Quiero decirles que no es fácil pasar por estos momentos en donde sientes que todo se te derrumba, en donde no encuentras la salida a tus problemas, cuando  las noches son tan largas cuando no puedes reconciliar el sueño a causa de lo que te preocupa, cuando buscas una solución en un medicamento y no funciona para calmar tu ansiedad, cuando algo recorre desde la boca de tu estómago hasta tu garganta en angustia y llanto, cuando sientes que todo se derrumba y solo te sientes en medio de la oscuridad, cuando pierdes el entusiasmo por continuar en tus sueños y proyectos, cuando no existe ese apetito que te hace disfrutar de tus alimentos, Upsss!!!!
Hace algunos años también al igual que David estuve en el pozo de la desesperación. Lo que te acabo de describir fue mi propia experiencia en la que sentía que se me extinguía el hálito de vida y las ganas para poder levantarme. No encontraba la salida. Si es cierto que fue el tiempo en que más oraba, en que más leía de la palabra de Dios; pero cuando el alma está abatida es muy complicado entender lo que Dios quiere mostrarte a través de ese túnel al que no le ves la salida.
Mi bendición llegó al igual que la de David, puse mi esperanza y confianza en el Dios de mi Salvación. Espere en Él con suma paciencia hasta que llegó el milagro de empezar a volver a tener las ganas de vivir y seguir conquistando, el entusiasmo de volver a sonreír y de disfrutar de quienes están a tu lado, la satisfacción de poder disfrutar una vez tus alimentos y volver a dormir en paz y ser fortalecido a través del sueño. 
Cuando sales del pozo de la desesperación y sientes que tus pies pisan en la Roca y tu boca empieza a entonar una nueva canción de confianza y seguridad en Dios, cuando puedes correr hacia la Torre Fuerte y sentirte libre de toda opresión que te estaba ahogando, cuando vez el final del túnel y puedes ver a plenitud la luz que alumbra tu rostro para mostrarte lo que habías dejado de ver por causa de la depresión y angustia. ¡No tardes en contestarme era mi petición! ¡Dame fuerzas para esperar en ti! ¡Apresúrate antes de que sea consumido! ¡Devuélveme el gozo de mi salvación, Dios mío! En ti esperaré.

CONCLUSIONES
·      No desesperes por causa de la tormenta. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que sigues vivo.
·      Una situación se convierte en desesperación cuando empiezas a sentirte desesperado.
·      El esperar remedio y ayuda de lo alto, suele ser el remedio de los casos desesperados.
·      Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.
·      Todo proceso que se vive en el pozo de la desesperación tiene la finalidad de hacerte una mejor persona.

REFLEXIÓN
1.     Desánimo, depresión, pérdida personal, angustia, una sensación de desesperanza … son las experiencias más generalizadas entre la gente, ¿estás inmerso en un pozo de desesperación hoy en día?
2.     En los tiempos de angustia se siente que se extingue el hálito de vida y las ganas para poder levantarse, ¿cómo enfrentas tus momentos en donde tu alma se abate?
3.     Una situación se convierte en desesperación cuando empiezas a sentirte desesperado, ¿sueles experimentar desesperación en tu vida? ¿hay algo que te está robando la paz?
4.     David nos enseña que en medio del pozo de la desesperación podemos esperar y confiar en Dios, ¿será esta la pauta que seguirás cuando te encuentres en situaciones complicados en tu diario vivir?

1Salmos 40:12


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