Cambia juicios por preguntas objetivas


       Romanos 8:33-34
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros

            A veces observo que la gente es demasiada severa consigo misma en la forma de tratarse y valorarse. Muchas veces la base del sufrimiento que experimenta un ser humano es el propio enjuiciamiento. Tenemos que aprender a ser más tolerantes en cuanto al juicio que emitimos respecto a nosotros mismos, y en otras ocasiones, en los juicios que emiten otros sobre nuestra persona.
            No doy a entender que seamos unos desobligados en cuanto a nuestros comportamientos por causa de que no demos realce o interés a los juicios personales, más bien quiero mostrar la importancia de  aceptar que somos imperfectos y que a diario tendremos una batalla interna que nos permitirá mejorar nuestro estilo de vivir.
            Si aceptamos que estamos llenos de defectos, y que esto no está bien ni mal, que simplemente es lo que hay, podremos empezar a construir a través de las mejoras que logremos con la ayuda de nuestro Dios, teniendo como base firme Su Palabra para corregirnos, reprendernos e instruirnos, a fin de que lleguemos a ser perfectos y preparados para toda buena obra.
            Si nos metemos al pantano del juicio que intentará castigarnos y descalificarnos como personas, terminaremos ahogados en medio de él perdiendo la oportunidad de hacer cambios significativos en nuestras vidas que le den un nuevo colorido para mejorar cada día.
            Los cambios en los individuos no se generan por ser duros críticos de sí mismos. Cuando nos aceptamos en toda nuestra imperfección (propia de todo ser humano) y no permitimos que ni culpas, ni juicios  empañen  nuestra perspectiva de vida, entonces el amor y la compasión crecen en nosotros produciendo un cambio con el sello de ser mejores, de estar mejor preparados, de ir hacia un mejor nivel de vida, de alcanzar mayor madurez, etc.
            Por qué no cambiar juicios por preguntas objetivas y amables? Por ejemplo: el “¡qué tont@ he sido!, por ¿qué me habría llevado a comportarme de esa manera? O el “¡que feo la regué!”, por ¿por qué no tuve más cuidado al hacer tal o cual cosa? O el “¡me siento fatal!”, por ¿por qué permití que tal circunstancia cambiara mi estado de ánimo? O el ¡¡me siento culpable!”, por ¿qué puedo hacer para restaurar mi falta ante Dios o con mis semejantes?
            Lo anterior te servirá a tener la pauta para mejorar tu manera de vivir y no estar en un estado de inconformidad o a llevar un peso innecesario ante la oportunidad de poder corregir, restaurar, aliviar y mejorar tu estilo de vida…¿estarás list@ para tomar el desafío de cambiar todo juicio por preguntas objetivas y amables que ayuden a la mejora de tu existencia?

            CONCLUSIONES
El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada

Cita siempre los errores propios antes de referirte a los ajenos. Así nunca parecerá que presumes

No se debe ser demasiado severos con los errores del pueblo, sino tratar de eliminarlos a través de los Principios basados en la Palabra de Dios

Las faltas de los demás no justifican las nuestras.

            REFLEXION
1.  La gente es demasiada severa consigo misma en la forma de tratarse y valorarse, ¿cómo sueles evaluarte a ti mism@?
2.  Muchas veces la base del sufrimiento que experimenta un ser humano es el propio enjuiciamiento, ¿sueles ser severo contigo mismo al calificarte?
3.   Tenemos que aprender a ser más tolerantes en cuanto al juicio que emitimos respecto a nosotros mismos, ¿estás list@ a cambiar juicios por preguntas objetivas y amables?

4. Los cambios en los individuos no se generan por ser duros críticos de sí mismos, ¿aprenderás a ser justificado en Dios y no en tus propios argumentos?

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     Pastor Oscar
     Correo: oscarhp07@hotmail.com
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