Jesús el nuevo Adán
Romanos 5:17
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho
más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de
la gracia y del don de la justicia
Todo era perfecto en el huerto del Edén, Adán tenía una comunión
maravillosa con el Eterno. No existía la mínima idea de lo que era el pecado
que podría llevar al hombre a una decadencia espiritual. Aunque con voluntad,
Adán y Eva no tenían el conocimiento entre el bien y el mal. Al ser puestos en
dicho huerto, hubo una advertencia: pero el Señor Dios le
advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, mas
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás1 Al no haber hecho caso a la indicación, se
abrió la puerta a la transgresión y con ella vino a reinar la muerte. Por Adán,
se perdió la comunión perfecta en el Espíritu para con el Padre Celestial. Por
causa de Adán vino la decadencia moral hacia toda la humanidad. En Adán el
hombre recibe como herencia la maldición del pecado y de la condenación. Adán y
Eva cedieron las llaves de su autoridad al mismo Satanás quien astutamente los
engaño en el huerto del Edén. Al tener las llaves el enemigo de la autoridad que
Dios le había dado a Adán, éste ha tomado la potestad sobre todo aquel que está
inmerso en la maldad. La Biblia declara que el que comete
pecado es esclavo del pecado2, y todo
esclavo no tiene potestad sobre sí mismo, sino a quién le dio el derecho de
gobernar sobre su vida. El cuadro anterior suena muy desalentador, pues el
hombre sin Dios está sin rumbo y sin esperanza de un futuro de bien y de
salvación.
Más para esto apareció
el Hijo de Dios, para que a través de su Gracia y el don de su Justicia, el
hombre tuviera la oportunidad de volver a restaurar su comunión con el Padre
Celestial. Fue en la cruz del Calvario que Cristo Jesús se levanta en alto para
derrotar a Satanás y quitarle las llaves de la autoridad que un día le quitó al
hombre en el huerto del Edén. Ahora es él quien tiene toda potestad tanto en el
cielo como en la tierra. Todo hombre puede restablecer su relación para con
Dios cuando decide renunciar a la potestad del diablo y rendir su vida al
Señorío de Cristo.
En Adán todos estaban condenados, en Cristo
todos pueden hallar la salvación. Satanás ofrece un lugar de condenación, Cristo
está preparando un lugar en el cielo para que en donde esté Él también tu
puedas estar. Satanás y sus seguidores van camino al infierno, los fieles en
Cristo vamos camino al cielo. Los fieles a Satanás están esclavizados en el
pecado, los fieles de Cristo caminan en santidad y obediencia.
Jesús es el nuevo Adán, el apóstol Pablo concluye de la siguiente
manera este asunto: Así como hemos llevado la imagen del Adán terreno, llevemos ahora la imagen del Adán celestial 3. Así que, todos los que
reconocemos el Señorío de Cristo en nuestras vidas, debemos de revestirnos del
Adán celestial y despojarnos de la imagen del Adán terrenal.
CONCLUSION
Porque, habiendo venido por
un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los
muertos.
Pues del mismo modo que en
Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.
El primer Adán era de la tierra; el segundo Adán es del Cielo.
Del primer Adán, pecador,
heredamos la imagen del hombre pecador; del segundo Adán, Jesucristo, llevamos
la imagen del hombre celestial
(1Corintios 15,47-48).
REFLEXION
1.
Todo era
perfecto en el huerto del Edén hasta que se abrieron las puertas para que
entrara el pecado, ¿cómo está tu relación con Dios? ¿hay
problemas de pecado en tu vida?
2.
El
pecado vino en Adán y Eva por no atender a la advertencia de Dios en sus vidas,
¿habitúas hacer caso a las recomendaciones que Dios te da
para evitar que caigas en el pecado?
3.
En el
primer Adán heredamos la imagen del hombre pecador, ¿eres
identificado con esta imagen?
4.
En el
segundo Adán (Cristo) llevamos la imagen del hombre celestial, ¿tu vida está centrada en Cristo Jesús?
1Génesis 2:16-17
2Juan 8:34
31 Corintios 15:49
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