Jesucristo: el pan de vida


Juan 6:35
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás

El contexto era el maná en el desierto:  entonces el Señor le dijo a Moisés: «Voy a hacer que les llueva pan del cielo. El pueblo deberá salir todos los días a recoger su ración diaria. Voy a ponerlos a prueba, para ver si cumplen o no mis instrucciones. El día sexto recogerán una doble porción, y todo esto lo dejarán preparado1. Pero en el Nuevo Testamento se declara: nuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo2
Con esta declaración nos damos cuenta que el maná del desierto se trataba de un modelo del Mesías. Cualquiera que come de Él nunca más sentirá hambre espiritual. Al igual que el maná de Éxodo 16, cada persona que lo busca lo encontrará: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre3, pero cada uno de nosotros tiene que encontrar al Señor por sí mismo. Nadie lo puede recibir por nosotros, tampoco lo podemos recibir por alguien más. Todos recibimos una cantidad suficiente de Él para nuestra salvación. A nadie le hace falta, como a nadie le sobra.
En cuanto a nuestra sed, recordemos que Jesús le dijo a la mujer samaritana en el pozo que el agua que Él le ofrecía aplacaría su sed para siempre. Al señalar el Pozo de Jacob, frente al que se encontraban, Él dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna4. Y luego en ese último día de la gran Fiesta de los Tabernáculos, Jesús, estando de pie, expresó con voz fuerte, “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él5
En Jesús se satisface nuestra hambre espiritual y nuestra sed espiritual es aplacada. Una vez que tenemos el Espíritu Santo, nuestra búsqueda por la plenitud espiritual termina y nunca más necesitaremos de algún otro sostenimiento. Juan insiste, reflexionando sobre las palabras de Jesús, que aquel maná sólo era una figura y que Él ofrece el nuevo y verdadero como alimento que crea y garantiza en el hombre la vida eterna. Sólo él ha bajado realmente del cielo y sólo él ofrece la verdadera vida a los hombres. Jesús mismo es el alimento de los peregrinos que caminan hacia la vida eterna que comienza ya ahora en primicias y se prolonga en la eternidad.
La gran verdad que muchos no han entendido es que conocer a Jesús, el pan de vida, realmente te levanta, te reanima, te da una nueva razón para vivir. El no tener a Jesús nos deja vacíos, cuando Él llega a nuestra vida, nos llena, nos alimenta y nos da la fuerza para continuar a una vida llena de satisfacción Si sientes hambre por El, puedes acercarte ahora mismo y simplemente cerrar tus ojos en respeto y adoración y decirle, Jesús, mi pan de vida, dame de ti.

            CONCLUSIONES
            Comparto la letra de una canción cristiana que habla acerca de Jesús el pan de vida:

Es Jesús el pan de vida, mi necesidad primera y sin El yo nada fuera
Cuando flaquea mi fe y siento desfallecer, cuando no puedo seguir y faltan fuerzas en mi, puedo a la mesa venir y puedo el pan compartir

 Es Jesús el pan de vida el maná de mi desierto, mi energía mi sustento. Es Jesús el pan de vida mi necesidad primera y sin ti yo nada fuera porque Jesús es pan de vida eterna

            REFLEXION
  • Nuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron, obvio, pues el maná de aquel entonces solo alimentaba, pero no era capaz de dar perdón y salvación, ¿estás comiendo de un maná que solo alimenta y nutre a tu cuerpo?
  • Jesús es el pan de vida, y en él, nadie tendrá hambre espiritual, ¿tu fe y existencia está centrada en el Señor Jesús?
  • En Jesús se satisface nuestra hambre y sed espiritual cuando rendimos nuestras vidas para hacer su voluntad, ¿tu voluntad está rendida a los pies de Jesucristo?
  • Jesús mismo es el alimento de los peregrinos que caminan hacia la vida eterna, ¿te estás alimentando del pan de vida? ¿tu vida está segura en Cristo Jesús para heredar la eternidad?

1Exodo 16:3-4
2Juan 6:49-51
3Mateo 7:7-8
4Juan 4:13-14
5Juan 7:37-39

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Pastor Oscar
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