Restauración en los tiempos de Esdras 2


    
       Esdras 3:1-3
        Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios. Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde.
          Debemos de recordar que el pueblo de Israel venía de un cautiverio de cerca de 70 años en Babilonia. A través del rey Ciro de Persia que en ese entonces había conquistado a los babilonios, es que Dios hace despertar su espíritu para que pregonara de palabra y por escrito la salida de los hebreos de Babilonia para poder regresar a su tierra. Seguramente en Babilonia no establecieron algún templo o tabernáculo de reunión, por lo que en este capítulo nos señala que después de que se instalaron en su ciudad, pasaron a restaurar el altar de Dios para ofrecer holocaustos de mañana y tarde.  Estos sacrificios eran de corderos y machos cabríos principalmente como expiación por el pecado del pueblo. Hay que recordar que ningún sacerdote podía entrar al tabernáculo de reunión sin antes haber ofrecido un sacrificio por sus propios pecados. Era en el altar en donde el sacerdote ofrecía también un sacrificio por el pecado del pueblo y llevaba la sangre del cordero para rociarla en el lugar Santísimo y esperar respuesta de Dios que indicara el perdón de sus pecados.
        Si duda alguna el restaurar el altar de los holocaustos era fundamental para el pueblo de Israel, pues a través de ello es como iba a empezar una vez más el vínculo de adoración para con Dios. Este hecho iba a dar la pauta para que una vez más ellos y la tribu de Leví, que era la de los sacerdotes, pronto estarían restableciendo el culto al Todopoderoso y más tarde la reconstrucción del Templo, la Casa de Dios.
       Es cierto que en nuestro días no tenemos un altar de bronce en nuestro templos para llevar a cabo sacrificios que fueron básicamente en el Antiguo Testamento. Pero  si podemos aprender de esto para ser aplicado en nuestra vida. El altar del holocausto es símbolo de arrepentimiento, figura acertada de una acción indispensable en todo aquel que es parte del Reino de Dios. En Jesucristo encontramos el Gran sacrificio por toda la humanidad y que no tenemos la necesidad de ofrecer más sacrificios, sino solo reconocer el de Cristo en la Cruz del Calvario para ser perdonados de nuestra maldad. En Hebreos 7:26-27 con respecto a esto dice: 1“Porque tal sumo sacerdote nos convenía; santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una sola vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”
       Debemos de tener en claro que somos llamados a vivir en constante arrepentimiento, mismo que nos llevará a hacer morir las cosas terrenales en nuestra vida y así en santidad hagamos la voluntad de Dios (Colosenses 3:5-11). Somos llamados a presentarnos día a día como un sacrificio vivo,  santo y agradable delante de Dios (Romanos 12:1-2). Lo anterior nos pone en el terreno de cambiar de un estado de pecado, a uno de justicia así como lo declara la Palabra 2¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,  ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

       CONCLUSIONES
El altar del holocausto era indispensable para quien quería llegar al lugar Santo, pues en este se tenía una actitud de arrepentimiento y sacrificio por el pecado.
El auténtico arrepentimiento tiene que ver con un cambio de mentalidad genuino que nos lleve a ser justos en lugar de pecadores.
Lo reprobable en la gente del Antiguo Testamento es de que llegaron a ver los sacrificios como un ritual que no los conducía a un arrepentimiento de corazón, por tal razón, sus sacrificios llegaron a ser detestables delante del Dios Todopoderoso.
Somos llamados a presentarnos delante de Dios como un verdadero sacrifico, santo y agradable, que es nuestro culto racional, por lo que, debemos de eliminar aquello que no nos conduce a un cambio de vida acorde a nuestra verdadera naturaleza en Cristo Jesús.

       REFLEXION
  • La restauración del altar del holocausto fue indispensable para la renovación del culto a Dios para los hebreos, ¿está restaurado tu altar en donde día a día puedes hacer el compromiso de vivir en santidad delante de nuestro Dios y Señor?
  • Los sumos sacerdotes en el A.T. hacían constantes sacrificios por sí mismos y por el pueblo para poder entrar al lugar Santo, una vez arrepentidos podían entrar en la Presencia de Dios, ¿cómo desarrollas tu vida espiritual delante del Señor? ¿hay cosas que te impiden tener una comunión en intimidad con Él?
  • Jesucristo, nuestro sumo sacerdote hizo un solo sacrificio en bien de toda la humanidad, ¿has aceptado su sacrificio?
  • Nuestra meta es presentarnos día con día delante de Dios como un sacrificio vivo, santo y agradable, ¿estás cumpliendo con este hecho de manera cotidiana? Si no es así, ¿tomas el desafío para llevarlo a cabo a partir de hoy? 


           PRESENTARTE ANTE DIOS EN ARREPENTIMIENTO Y CON UNA ACTITUD DE UN VERDADERO ADORADOR, ES LA MEJOR DE LAS OPORTUNIDADES PARA DISFRUTAR DE TU MANANTIAL EN ESTE DÍA.

1 Hebreos 7:26-27
2 1 Corintios 6:9-11

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            Pastor Oscar
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