Autoritarismo o autoridad?
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2 Timoteo 4:12
Ninguno
tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
Los
valores se aprenden en casa y se viven en familia.
A menudo cuando hablamos del tema sobre
educación, tanto de padres a hijos, como de maestros a alumnos, solemos hacer
ciertas preguntas, dentro de las cuales está la siguiente: ¿es posible educar
con autoritarismo? Estoy seguro que esta pregunta abriría una gama de muchos
puntos de vista, unos a favor y otros en contra.
Muchos creen que educar es controlar.
Otros estamos a favor de que la educación sea la oportunidad de brindarles a
nuestros hijos y alumnos la posibilidad de que se nutran de todo lo que tenemos
para ofrecerles y que puedan, también, ir más allá de una simple información u
obediencia a través de un autoritarismo. La educación tiene que ver con todo
aquello que realmente sea valioso para el aprendiz y a la vez sea una
oportunidad para vivan la mejor de las vidas posibles.
Ahora, si conseguimos que nuestros
hijos o educandos se comporten de determinada manera utilizando el método
autoritario, diciendo por ejemplo: “¡lo haces porque lo digo yo”! o “¡obedeces
porque aquí yo soy la autoridad”1 o “¡ya verás cómo te va a ir si no cumples
con lo que te ordené hacer”! Huau! Es cierto que el autoritarismo de una u otra
manera obliga a obedecer a las personas. También este método nos ayuda a
someter, a controlar y a lograr la atención de quien presidimos. El problema de
este método, además del resentimiento que esto genera, es que siempre
necesitarán que uno esté ahí con ellos, dándoles la orden o imponiendo nuestra
autoridad de diversas formas para conducirlos a actuar de cierta manera o a que
cumplan con su deber. A diferencia de esto, la educación busca generar
capacidades nuevas en el educando (trátese de los hijos o de algún alumno)y que
adquiera los aprendizajes esperados que le ayuden a tener un cambio de conducta
para enfrentar los problemas de la vida cotidiana sin que esté un policía o un
capataz a su lado para obligarlos a cumplir con su deber.
Algunos podrían argumentar que, si
repetidamente consigo forzarte a que hagas lo que te indico, si lo logro una y
otra vez, eventualmente te acostumbrarás a ello y lo harás solo. Deja y te digo
que en la mayoría de las ocasiones esto no funciona. Estoy recordando que con
autoritarismo impuse a que mis tres hijos tomarán la disciplina de hacer
ejercicio. En muchas ocasiones ellos salían a correr de mala gana, llorando,
haciendo berrinche, etc. A pesar de que yo iba a su lado poniéndoles el
ejemplo, observé que no era la forma adecuada. Mi autoritarismo solo hacía que
ellos se resistieran a hacerlo y lo más importante no estaba logrando que lo
hicieran con agrado y por convicción propia. Tuve que cambiar mi estrategia y
ahora puedo ver que ellos se aplican en el ejercicio por gusto, por necesidad
propia y porque ha llegado a ser un hábito en su vida.
La verdadera educación es prepararlos lo
mejor que podamos para los desafíos que la vida misma les presenta día con día.
Educar no se trata de demostrarles a nuestros hijos y alumnos que nosotros
tenemos más poder que ellos. El autoritarismo es una autoridad basada en el
poder. La educación se basa en la autoridad no impuesta, sino otorgada por los
propios hijos o por quienes educas. La educación es más que conseguir que
nuestros hijos o alumnos nos hagan caso u obedezcan, la educación tiene como
fin el transformar vidas a través del ejemplo, de la disciplina, de los
principios y lineamientos que uno es capaz no solo de indicar, sino de vivirlos
para que otros quieran hacerlo de la misma manera en que lo hacemos nosotros.
Los niños principalmente aprenden por imitación, por ello debemos de estar atentos
a lo que hacemos y decimos, porque cuando no hay coherencia en estas dos
partes, causamos falta de credibilidad en lo que queremos formar.
En mi experiencia como maestro gano más
en desarrollar disciplinas que se muestran en mis alumnos al ser puntual,
constante, bien portado, bien vestido, bien hablado, bien respetado, bien
capacitado, etc., que en lugar de implementar los gritos desesperados para
tratar de imponer un autoritarismos dentro del aula.
CONCLUSIONES
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo,
involúcrame y lo aprendo.
El maestro que intenta enseñar sin inspirar en
el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.
No podemos modelar a nuestros hijos según
nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha
entregado.
Con mis maestros he aprendido mucho; con mis
colegas, más; con mis alumnos todavía más.
Excelente maestro es aquel que, enseñando poco,
hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender.
REFLEXION
- Los valores se aprenden en casa y se viven en familia, ¿cómo desarrollan los valores en el seno de tu hogar?
- Forzar a aprender a través del autoritarismo es como querer forjar un hierro frío, ¿cómo desarrollas la educación en la vida de tus hijos? ¿Cómo valoras la educación que te brindan tus padres y maestros?
- La educación tiene como fin el transformar vidas a través del ejemplo, ¿muestras ejemplo para educar a otros?
- Excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande por aprender, ¿cómo es considerado el maestro que tienen tus hijos en el hogar? ¿valoras el esfuerzo de tus padres y maestros que te inspiran para que logres un aprendizaje significativo?
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